El episodio de esta semana, "Cómo un héroe realista reconstruyó el reino", nos devuelve a las decisiones que nos hacían pensar en los episodios anteriores.


No hay forma de evitarlo: La primera mitad de este episodio me pareció extraña y aburrida. El hecho de que Excel Walter imparta clases de esposa a las damas es una idea que parece surgir completamente de la nada. Hemos pasado varios episodios con mucha trama en los que se han realizado tensas maniobras políticas, así que no creo que sea necesariamente una mala idea explorar más hilos centrados en los personajes durante un tiempo, pero al mismo tiempo no hay ningún intento de facilitar la transición. Simplemente pasamos de golpe a las clases de esposas. Casi me pregunto si me he perdido un episodio por accidente en la última semana.

Además, no se nos ha dado ninguna indicación de que haya algo malo en ninguna de las diversas relaciones de Souma hasta este momento. Dejando de lado mi aprensión general a las historias de harén, ¿qué necesitan aprender las chicas, exactamente? No hemos visto a ninguna de ellas cometer muchos errores que hayan molestado a Souma y, por supuesto, están encantadas con él. Da la sensación de que esta lección se supone que es el tipo de instrucción de etiqueta que históricamente recibían los miembros de la realeza (cuyos ecos siguen presentes hoy en día). Pero el encuadre aquí es más parecido a una gran sesión de clase con todos ellos juntos leyendo el diario mental de Souma, lo cual se siente... raro.


Además, ¿quién quiere esto? Sé que es un experimento mental peligroso pedir que se le dé sentido a esto, pero realmente tengo que preguntarme quién querría sentarse en una habitación y que le leyeran los pensamientos más oscuros de alguien delante de sus rivales románticos (¿o compañeros románticos?). Dejando a un lado lo invasivo que es un acto, no me imagino queriendo que se lean en voz alta los pensamientos más profundos y ocultos de alguien sobre mí delante de un público. Me parece algo terriblemente incómodo para todos los implicados (por no hablar de las libretitas negras que llegan a hojear también...)

En una nota más positiva, al menos tenemos algunas caras de reacción encantadoras de las mujeres del reparto. Pueden ser un poco más caricaturescas y tontas y, en general, más expresivas que de costumbre. Eso es divertido, por lo menos. Además, la escena en la que Poncho vuelve y ha perfeccionado la salsa que permitirá hacer yakisoba de calamar es muy divertida. Hay una energía tremenda en las interpretaciones de los seiyuu que hace que se sienta como un verdadero triunfo. Por último, el hecho de que Liscia y Souma se sienten juntos y no hagan nada más que compartir fruta y calor es una escena realmente dulce que contrasta con la arbitrariedad del segmento de la extraña escuela de esposas. Esto, para mí, es real. El amor puede hacer que incluso el hecho de no hacer nada juntos sea muy especial.

Dicho esto, el ritmo de la serie está empezando a afectarme. Espero que en los próximos episodios haya un poco más de tensión y de juego para romper el ritmo lento que llevamos desde hace unas semanas.